
No se sabe con certeza porque esa aversión por la carne de caballo. Su consumo en Europa se remonta a edades muy antiguas, habiendo proliferado en la cocina francesa. Por el contrario, en algunas sociedades es un alimento tabú. Muchos creen ver una relación más bien de carácter totalmente religioso de la especie humana de aquellas épocas. Durante muchos años, los germanos sacrificaban caballos en honor a su dios Odín, por considerarlo como el más noble de los animales. El Papa Gregorio III prohibirá estos sacrificios en nombre de la religión católica. De ahí se deriva esta aversión. Guarda una vinculación religiosa parecida a la que profesan los moros y los judíos por la carne de cerdo.